Un iris recien nacido 2


Hay un iris oscuro, insondable, que invita a sumergirse. Es único y efímero, brillante y profundo. Dos pequeños ojos que te atrapan y te hunden en un líquido risueño.

Quiero pasar al otro lado, bajar ahí, al fondo y quedarme flotando mirando a través de ellos. Quiero ver manchas de colores, que se mueven como si bailaran al ritmo de ruidos, extraños a veces, bellos otras. Quiero descubrir la curiosidad y curiosear descubrimientos. Sorprenderme al tacto de una mano dulce y notar como surge una carcajada sin pensarlo. Quiero seguirte cuando te alejas pero me miras, y coger tu cara cuando te acercas grande, muy grande. Quiero ser tú y no salir de tu iris, quedarme ahí para siempre, para sentir contigo lo que tú te sientes. Quiero ser pequeño y verlo todo muy grande, muy grande, pero sin miedo, pataleando de impaciencia por saber qué es esto y aquello, y decir ¡Ala! muchas veces.

Hay un iris que es un mundo que nos estamos perdiendo, que nos habla y no vemos. Es un mundo nuevo, recien nacido, efímero, que pasa desapercibido y no debería. Busca esa puerta, ese iris, y entra a cada momento. Quédate ahí, disfruta la nueva perspectiva y recuérdala. Es un mundo vetado a muchos pero tú puedes hacerlo, entra y llévate todo contigo, todo lo necesario está en ese iris. Cógelo, a él le gustará que lo tengas, siempre.


Responder a Lina Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

2 thoughts on “Un iris recien nacido